¿NO SABEIS DE QUE ESPIRITU SOIS HIJOS?

23.05.2016 19:44

Gálatas Cap. 6:1: Hermanos, si un hombre fuere sorprendido en alguna falta, vosotros que sois espirituales, restauradle con espíritu de mansedumbre, considerándote a ti mismo, no sea que tú también seas tentado.

 

Leyendo a Erasmo se puede saber por qué el apóstol pasa repentinamente del plural al singular en vez de continuar sobre la misma línea y decir: «considerándonos a vosotros mismos, no sea que vosotros también seáis tentados».

 

El apóstol imprime más fuerza a sus palabras si se dirige a una persona en particular,  que si hablara con cada uno por separado.

 

Erasmo de Rotterdam.

 

También la enseñanza que se imparte en este pasaje es sumamente apropiada; el apóstol la inserta aquí con admirable habilidad para lograr que el amor cobre en Gálatas formas concretas.

 

Comienza por llamarlos hermanos: no hace valer su autoridad para exigirles algo como a inferiores, sino que más bien les habla en un tono de exhortación amistosa, como pidiendo algo a sus iguales.

 

Luego continúa: si un hombre, no si un hermano, como queriendo decir: «Si por debilidad humana, ya que todos somos hombres- un hermano hubiera caído en un pecado...».

 

 

Así nos muestra ya con la misma elección de esta palabra con qué ojos debemos mirar la caída de otros, a saber, con ojos llenos de compasión; y nos muestra también que debemos estar más dispuestos a atenuar una falta que a agravarla;

 

Pues esto último es propio del diablo y de los calumniadores, aquello en cambio es propio del Espíritu Santo (paracleti) y de los hombres espirituales.

 

Y ahora el fuere sorprendido en el sentido de «fuere tomado por sorpresa, cayere por hallarse desprevenido»: -también con esta expresión el apóstol nos enseña que debemos atenuar el pecado del hermano.

 

 

Pues al menos que uno practique el pecado en forma pública, con maldad obstinada e incorregiblemente, no nos corresponde atribuir a su falta malicia sino imprevisión o incluso a debilidad.

 

Así enseñaba también San Bernardo a sus cofrades: si no hay forma alguna en que uno pueda excusar el pecado del hermano, por lo menos debe decir que fue una tentación grande e invencible la que lo sorprendió, y que fue atacado por algo que superaba sus fuerzas.

 

Sigue en alguna falta, «en alguna caída» (pues puede ocurrir muy fácilmente que uno caiga). Pablo no dice «en una maldad», sino que nuevamente usa una palabra de carácter atenuante.

 

Pues no podemos hallar para el pecado una designación más suave y delicada que «traspié» o «caída»; y esto es lo que el apóstol tiene en mente al hablar de «falta».

 

 

Vosotros que sois espirituales. ¡Hermosa palabra con que el apóstol recuerda a los Gálatas cuál es su deber, y al mismo tiempo los instruye acerca de su deber!

 

Los instruye acerca de su deber, a saber, que deben ser espirituales: si son espirituales, les incumbe también hacer lo que corresponde a hombres espirituales.

 

¿Qué otra cosa es empero «ser espiritual» sino ser hijo del Espíritu Santo y tener el Espíritu Santo? Mas el Espíritu Santo es el Paracleto, el Abogado, el Consolador (Jn. 14:16, 26; Ro. 8:26 y sigte.).

 

 

Cuando nuestra conciencia nos acusa ante Dios; el Espiritu Santo nos protege y nos consuela; y esto lo hace dando un buen testimonio a la conciencia y a la confianza en la misericordia divina (Ro. 8:16), excusando, atenuando y cubriendo completamente nuestros pecados, y ensalzando, por otra parte, nuestra fe y nuestras buenas obras.

 

Los que imitan al Espíritu Santo adoptando frente al mundo esa misma actitud respecto de los pecados de sus semejantes, estos son espirituales.

 

 

Satanás en cambio es llamado «diablo»,12 detractor y calumniador; porque no sólo nos acusa y hace empeorar aún más nuestra mala conciencia ante Dios, sino que también denigra lo bueno que hay en nosotros, y habla mal de nuestros méritos y de la confianza de nuestra conciencia.

 

A él lo imitan, adoptando frente al mundo esa misma actitud respecto de los pecados y aun de las obras buenas de sus semejantes, los que agravan, agrandan y divulgan los pecados de los hombres y en cambio rebajan, censuran y enjuician sus obras buenas.

 

Por esto dice San Agustín al comentar este pasaje:

 

«No hay nada en que se pueda conocer mejor al hombre espiritual, que la forma cómo trata los pecados ajenos: piensa más en absolver a su prójimo que en exponerlo a las burlas, prefiere el ayudar al injuriar. Al hombre carnal en cambio lo conocerás en que se ocupa en el pecado ajeno sólo para juzgar y vituperar, así como aquel fariseo escarneció al publicano sin compasión alguna».

 

 

13 Restauradlo con espíritu de mansedumbre, porque muy cierto es lo que dice San Gregorio: «La justicia verdadera tiene compasión; la falsa, indignación».14 Así pensaba también Cristo, Lucas 9 (v. 51 y sigtes.): cuando Juan y Jacobo «quisieron mandar que descendiera fuego del cielo sobre los samaritanos, como hizo Elías», él se lo prohibió diciendo:

 

¿No sabéis de qué espíritu sois hijos?

 

«El Hijo del Hombre no ha venido para perder las almas sino para salvarlas».

 

ESTUDIO DE GÁLATAS DE MARTIN LUTERO

 

Mº la Palabra Evangélicos de CASTILLA

Tema: ¿ NO SABEIS DE QUE ESPIRITU SOIS HIJOS ?

No se encontraron comentarios.

Nuevo comentario