Apostasía, Opresión y Engaño 4º Parte y Fin.
En ella les insto a repudiar sus enseñanzas, a salir de allí, y separarse de ella. Les instaría a que se unan a una iglesia Reformada donde a los Cristianos se les enseña que la Biblia es la única norma infalible de fe y práctica, donde es proclamado el verdadero evangelio, y donde son abordadas las necesidades reales espirituales y materiales del mundo.
Y les suplicaría que recuerden orar pidiendo que Dios el Espíritu Santo ilumine a muchos otros en esa comunión, que a medida que les vaya iluminando, vayan siguiéndoles hasta salir de la iglesia Romana hacia una iglesia que crea en la Biblia.(Robert Raymond ).
Aquí vemos como la iglesia católica no solamente ha condenado el evangelio desde los tiempos del imperio romano, donde se comenzó a perseguir por los emperadores, luego después fue la propia iglesia al ser la garante del imperio la que pervirtió la fe.
Más tarde se encargó la inquisición de apagar el fuego del evangelio, ahora, es el engaño como forma de presión a través de ejercicios espirituales, deberían llamarse ejercicios psicológicos, donde prima la mentira y la opresión, como ya hemos visto en otros artículos sobre el tema del engaño de la iglesia católica.
El vino nuevo en odres nuevos a de echarse para que se preserve,(Marcos 2:22,Lucas 5:37) si echamos el vino nuevo en odres viejos estos se rompen, la iglesia católica al no poder preservar el vino nuevo que se le escapa y no lo puede retener, debido a la gran presión que ejerce dicha iglesia rompe los odres.
Los ministerios así lo vemos en los casos de Castellanos, Luna y otros, lo conveniente es salir y adorar a Dios con otros hermanos, para salir de la oscuridad a la luz inefable de Dios y dejar de mirarnos el ombligo para saber en dónde me lo voy a pasar mejor, donde voy a tener más experiencias, porque el diablo ha puesto la mentira de los encuentros.
La psicología está fundada sobre la mentira pero según ellos, la promueven porque el resultado es óptimo, por eso la psicología ha encontrado un campo sembrado en la iglesia católica y en los pobres pastores que se han dejado engañar dejando la fe y aduciendo los pobres resultados, sintiéndose acomplejados ante la iglesia católica y otras confesiones, "manada pequeña esperad aun un poquito porque a vuestro Padre le ha placido daros el reino"(Lucas 12:32). Y cuando venga el hijo del hombre encontrara fe en la tierra"(Lucas 18:8).
De aquí procede aquel horror y espanto con el que, según dice muchas veces la Escritura, los santos han sido afligidos y abatidos siempre que sentían la presencia de Dios. Porque vemos que cuando Dios estaba alejado de ellos, se sentían fuertes y valientes; pero en cuanto Dios mostraba su gloria, temblaban y temían, como si se sintiesen desvanecer y morir.
De aquí se debe concluir que el hombre nunca siente de veras su bajeza hasta que se ve frente a la majestad de Dios. Muchos ejemplos tenemos de este desvanecimiento y terror en el libro de los Jueces y en los de los profetas, de modo que esta manera de hablar era muy frecuente en el pueblo de Dios: "Moriremos porque vimos al Señor (Jue.13, 22; Is. 6, 5; Ez. 1, 28 y 3, 14 y otros lugares).
Y así la historia de Job, para humillar a los hombres con la propia conciencia de su locura, impotencia e impureza, aduce siempre como principal argumento, la descripción de la sabiduría y potencia y pureza de Dios; y esto no sin motivo.
Porque vemos cómo Abraham, cuanto más llegó a contemplar la gloria de Dios, tanto mejor se reconoció a sí mismo como tierra y polvo (Gn.18, 27); y cómo Elías escondió su cara no pudiendo soportar su contemplación (1 Re. 19, 13); tanto era el espanto que los santos sentían con su presencia. ¿Y qué hará el hombre, que no es más que podredumbre y hediondez, cuando los mismos querubines se ven obligados a cubrir su cara por el espanto? (Is. 6, 2).
Por esto el profeta Isaías dice que 'el sol se avergonzará y la luna se confundirá, cuando reinare el Señor de los Ejércitos (Is.24,23 y 2, 10. 19) ; es decir, al mostrar su claridad y al hacerla resplandecer más de cerca, lo más claro del mundo quedará, en comparación con ella, en tinieblas.
Por tanto, aunque entre el conocimiento de Dios y de nosotros mismos haya una gran unión y relación, el orden para la recta enseñanza requiere que tratemos primero del conocimiento que de Dios debemos tener, y luego del que debemos tener de nosotros. (La Institución Juan Calvino)
Mº de la Palabra.
Fin